Ago 8 2012

Travesía Mediterráneo a vela, la ruta de los tres cabos

En una travesía por el Mediterráneo a vela, navegando hacia el estrecho de Gibraltar, doblar un cabo siempre tiene un componente de incertidumbre; la mayoría de veces encuentras un aumento de viento, o un role inesperado, o una dirección del oleaje distinta que te condiciona el trimado y a veces el rumbo. Eso los convierte en obstáculos interesantes desde el punto de vista de estrategia de navegación. En función de la previsión méteo, doblar un cabo puede complicarnos la navegación, o suponer un descanso tras una navegación dura si nos proporciona abrigo del viento y el mar. Sea como sea conviene tenerlos en cuenta al planificar una travesía.

Para seguir practicando y aprendiendo voy a aprovechar una inesperada semana de vacaciones y embarcarme en el Mr Swing, el Archambault A40 de A Vela, que hace su ruta veraniega hasta las Islas Canarias, y vuelta a Barcelona. Yo no me puedo permitir tantos días, pero les acompañaré hasta Almería, que ya es un buen tramo. Cabo la Nao, cabo de Palos y cabo de Gata serán los tres hitos de mi travesía.

Ruta de la travesía Mediterráneo a vela. Los tres cabos

¿Que tiene de diferente esta travesía?

Primero, el velero, es un modelo regatero con un diseño que potencia las sensaciones, las prestaciones y la seguridad. Con una relación lastre/desplazamiento importante, que le permite «aguantar mucha vela» y por tanto navegar más deprisa que otros veleros con las mismas condiciones de viento. Para conseguirlo, además de tener bastante plomo en el extremo de la quilla, elimina muchos objetos decorativos supérfluos dentro del barco. Esto significa que no tiene tanta madera, ni detalles de confort como un barco de crucero típico, aunque si dispone de baño, cocina, camarotes como cualquier otro, pero reducidos a lo mínimo necesario. También tiene un casco bastante plano que le hace surfear las olas con facilidad cuando los vientos son portantes. Un barco hecho para navegar con el confort justo, pero disfrutando el doble de la navegación.

Segundo, el patrón. A Aitor hace ya tiempo que lo conozco, y ha sido uno de los «culpables» de mi afición por navegar. En todas las salidas que he hecho con él he terminado con la sensación de haber aprendido cosas nuevas, fuese cual fuese el nivel que tuviera yo en cada momento. Así que para una travesía larga, por costas desconocidas para mi como ésta, creo que de nuevo será una buena opción.

Serán casi 400 millas náuticas en una semana. Tiempo sobrado con un barco así, si encontramos viento suficiente. El plan es trazar un rumbo de cabo a cabo, pero en función de los partes méteo, que el Mediterráneo a vela ya se sabe, podemos hacer una navegación más costera, o saltar a Baleares, para volver a cruzar el canal de vuelta a la Península… ya veremos. El caso es practicar navegación, disfrutar de un barco puntero y seguir metiendo millas al contador, porque a navegar se aprende navegando.

Por cierto, quedan un par de plazas libres, ¿te apuntas?