Navegando a vela en la Costa Dorada II

Cada vez mejor coordinadas

Viradas cada vez mejor coordinadas

Segunda parte de las prácticas de vela en Torredembarra (Tarragona – Costa Dorada).

Bueno, el parte méteo no se presenta muy interesante. Consulta de rigor al Windguru y las previsiones de AEMET y Meteocat y todas coinciden. Vientos variables y muy flojos y cielos cubiertos aunque no hará frío. Estamos en una situación de pantano barométrico, con mapa de isobaras muy separadas entre si. Como además no calentará el sol es probable que ni siquiera se forme brisa.

Pero hay que aprovechar el día, así que salimos y Aitor nos hace una demostración de como izar las velas cuando se navega sólo. Muy interesante, porque no es útil sólo al navegar en solitario, sino que alguna vez nos tocará ir con alguien que no ha navegado nunca, y no podemos pretender que sepa hacer las cosas. Así que lo mejor es ser completamente autónomo.

La próxima hora la pasamos izando y arriando velas, sin apenas viento, usando el piloto automático para mantener el rumbo con una punta de motor. Ponemos y quitamos rizos para practicar hasta que entra algo de viento y podemos apagar el motor y alcanzar a unos 2 ó 3 nudos a vela en un mar de aspecto oleoso. Siempre es agradable la sensación de apagar el motor y escuchar el sonido de la proa al cortar el agua. Hoy esto es muy evidente porque la visibilidad es escasa y parece que el oído se agudiza más.

Radar mostrando la demora a un Mercante a dos millas de distancia

Radar mostrando la demora a un Mercante a dos millas de distancia en rumbo de colisión

Como hay neblina y se ve apenas a un par de millas encendemos el radar y encontramos un mercante a pocas millas. Marcamos su demora y como el radar indica posibilidad de que crucemos en su rumbo variamos el rumbo para evitar una colisión.

De repente se oye un chapoteo y un «Hombre al Agua!» y todos nos quedamos mirando sin reaccionar. «Venga, hombre, se os ha caído un tripulante al agua, no pensáis hacer nada?» dice Aitor con una sonrisita.

Así que maniobramos para colocarnos a sotavento de la boya y viramos de nuevo para alcanzarla de ceñida, enrollando el génova al llegar para aminorar velocidad y controlando el resto con la escota de la mayor.
Resultado: La tripu del Argonauta 1-Desgracias en alta mar 0

Con la boya ya a salvo nos dedicamos a practicar rumbos abiertos para volver a puerto.

Jose Mª ajustando driza de mayor

Jose Mª ajustando driza de mayor

El domingo amanece gris y con todo el suelo mojado. Parece que hoy toca teoría porque el día no está para navegar. Si hiciese viento saldríamos, pero para moverse a motor mojándose, como que no tiene mucho sentido.
Aitor nos muestra el material de seguridad. Probamos arneses/chaleco e instalamos una línea de vida -es una cinta que va de proa a popa sujeta a las cornamusas y que sirve para pasar un mosquetón sujeto al arnés para moverse por el barco si es de noche o hace mal tiempo. El sistema es similar a un kit de ferrata y no en todos los barcos lo tienen, así que me hago el propósito de comprar uno para llevarlo conmigo siempre que salga a navegar.

Mostrando el uso de arneses y líneas de vida

Mostrando el uso de arneses y líneas de vida

Luego practicamos izar un tripulante al palo usando la driza de la mayor y el winche. Pesa un poco más que la vela pero es sencillo.  Es interesante tener un seguro extra pasado por otra driza -shunt de escalada, nudo de boza o similar-

Berta la escaladora se sube al palo para hacernos una foto

Berta la escaladora se sube al palo para hacernos una foto

Aitor, José Mª, Ricardo, Vicente y Carles

Aitor, José Mª, Ricardo, Vicente y Carles

Entramos al barco cuando suena la radio. Llamada selectiva digital (DSC) del otro barco de la escuela, el Tximista, que nos dice que hacia la Punta de la Mora hay algo de viento.
En 10 minutos estamos saliendo por la bocana, Ricardo al timón y el resto demostrando que toda la tripu es de Bilbao. Un rato más y ya estamos con el motor apagado. Fuera, media docena de veleros haciendo un recorrido barlovento-sotavento. Al llegar a la boya de barlovento cambian foque por spi.

Ha salido el sol. Esquivamos el campo de regatas y nos dirigimos a la Punta de la Mora, buscando más brisa y practicando con el GPS plotter el mejor ángulo de ceñida. Me gusta navegar en Tarragona, el paisaje es mucho más bonito que cuando he salido del Port Olímpic. En el maresme todo el tiempo ves casas y casas, algo de industria. SI vas hacia el otro lado has de cruzar el puerto, el aeropuerto antes de ver una playa. Aquí en cambio, junto a la bocana ya hay un acantilado precioso, luego algo de costa verde, la playa de Altafulla, el castell de Tamarit, más verde… con algunas casas, es cierto, pero verde…

Un velero comete la torpeza de picarse con nosotros y nos lo tenemos que pasar por la piedra (que se note que somos de Bilbao). El viento relativo nos permite avanzar aunque despacito y a la vuelta se convierte en un ejercicio de equilibrio con el timón.

Berta al timón

Berta al timón - al fondo, un velero que intentó aguantarle el ritmo... y no pudo 🙂

El velero Argonauta

El velero Argonauta

Él la conoció sin todas esas casas

Él la conoció sin todas esas casas

Con paciencia y ciñendo se logra aumentar la velocidad gracias al viento relativo

Con paciencia y ciñendo se logra aumentar la velocidad gracias al viento relativo

Medio al través, medio al largo llegamos cerca del puerto y nos despedimos. Manguerazo al Argonauta para dejarlo todo limpito. Revisión de amarras y coderas y… a comer!

¿Qué he aprendido?

  • Es fácil realizar toda la maniobra de izado uno solo si te ayudas con el piloto automático. Lo importante es visualizar bien todos los pasos antes de hacer nada.
  • La maniobra, aunque algo física, no está pensada para culturistas; así que si la cosa se encalla, mira bien si los stoppers de los rizos están desbloqueados, si el amantillo, los amantes de los rizos o los lazy-jacks no estan pasados por encima de la baluma y se han enganchado en un sable de la vela o si la escota de mayor o la trapa están tensas e impiden subir bien a la botavara.
  • Cuando se oye un aviso de hombre al agua… ¡hay que reaccionar! Unos segundos son suficientes para que quede fuera del alcance del aro salvavidas. Con mal tiempo o de noche puede suponer la diferencia entre perderlo de vista o no, por ejemplo.
  • A todos nos gusta navegar con 15 ó 20 nudos, pero conseguir sacar algo de velocidad al barco cuando apenas sopla una ventolina, buscando el mejor ángulo de ceñida que mejore el viento relativo y mantenerlo a base de ligeras correcciones de timón, aprovechando cada racha, es también todo un reto. 1 nudo de diferencia a esas velocidades puede suponer media hora menos de navegación para llegar a un punto.
  • Cuando se dan bordos para llegar a un punto hay que dar preferencia al bordo que nos acerca a la línea de nuestra ruta (VMG al WPT frente a VMG al viento). A veces un role de viento nos puede beneficiar y ahorrar bordos. Por el contrario si nos dedicamos a ganar barlovento todo el rato para hacer una sólo virada final, y entonces nos rola el viento de modo que ya no podemos hacerlo de un sólo bordo, perdemos mucho tiempo. Es lo que se llama «el bordo suicida». Si te sale bien, te sale MUY bien. Si te sale mal, llegas el último 🙂
    De nuevo es terminología de regatas, pero también es algo que se podrá aplicar a la elección de rutas en crucero, digo yo.