Jul 5 2010

Vela práctica – Como izar un génova sin enrollador

Recientemente navegué de nuevo en el Tanit, el GS 40 con el que fui a Formentera en la regata Ophiusa. Una diferencia fundamental con el Naruto es que no lleva enrollador de génova en el stay. Esto quiere decir, que cuando se quiere poner el génova, hay que izarlo, montando toda la maniobra.

La primera ventaja es que se pueden usar distintos tamaños de foques para adaptarse a las diferentes condiciones de viento, teniendo en todo momento una vela «entera» con el perfil con que ha sido diseñada, en vez de un génova parcialmente enrollado. Los foques que no sobrepasen la altura de los obenques, podrán incluso trimarse más cerca de crujía con la ayuda de barbers (unos cabos con una anilla o polea que se fijan al pie del mástile). Además un foque o un génova sin enrollador tiene un borde de ataque (grátil) mucho más delgado, al no llevar el tubo del enrollador, lo cual le permite ganar unos grados extra en ceñida.

La desventaja, obviamente, es que es más complicado izar y arriar velas, que simplemente desenrollarlas, sobre todo en caso de mal tiempo, pero en el siguiente vídeo vemos que una vez controlada la técnica, y disponiendo de tripulación, es bastante sencillo.

Fases del izado del génova

Aproados al viento, colocaremos la vela plegada sobre cubierta. La driza de génova se hace firme al puño de driza, las escotas en su puño correspondiente y pasando por el exterior de los obenques y las poleas del escotero. La escota de sotavento sujeta al winche y cazada.
Desde el piano se recupera la driza para izar la vela. El proel controla que la relinga del foque no se atasque.Si hay alguien en la base del palo puede ayudar a cazar la driza para hacer la operación más rápida y evitar que la vela flamee demasiado rato.
En cuanto la vela está arriba, el timonel ya puede elegir el rumbo y el trimmer de génova adecuar el trimado a dicho rumbo hasta la próxima virada.

A partir de ahí sólo queda controlar el ángulo de las lanitas (flujo de viento sobre la vela) para obtener la máxima potencia vélica del viento disponible.


Jun 27 2010

Abarloarse en alta mar

Hoy hemos salido a dar una vuelta a vela pero lo cierto es que casi no hacía viento y apenas nos movíamos a  un par de nudos. Nos hemos cruzado con Hechicero, un Sun Fast 52 del CV Mataró, habitual en las regatas de club. Para poder intercambiar unas cervecitas calientes por otras frías, nos hemos abarloado, aprovechando el mar en calma.

Hemos compartido risas, un baño con agua fresquita y la sombra de su enorme vela mayor, que se agradece en días de tanta calor y calma chicha.

Para abarloarnos hemos colocado todas las defensas en la banda correspondiente y hemos amarrado dos largos de proa y popa, no muy tensos para dejar un poco de libertad de movimiento a los dos veleros y librar de esfuerzos innecesarios. Ha sido fácil con un velero tan grande; con otro de nuestra misma eslora supongo que hubiese sido mejor dos esprines o dos amarras al través para repartir los esfuerzos. Al tratarse de esloras distintas, no había peligro de que las crucetas o el palo se enredasen, pues quedaban a suficiente distancia el uno del otro.

Para bañarnos, por supuesto, un cabo largado por popa y la escalera de baño abajo. Es curioso como a pesar de parecer que están parados, los barcos se alejan en cuanto te despistas unos segundos. ¿No queremos acabar como los protagonistas de esta película, verdad?


Feb 17 2010

Navegar más rápido que el viento

Recientemente, los dos superveleros participantes en la Copa América de vela, BMW Oracle y Alinghi han realizado una exhibición de prestaciones en aguas valencianas. Alguno con mejor resultado que otro pero ese no es el tema que nos ocupa. El asunto es que en su primer match race, alcanzaron velocidades superiores a los 20 nudos con apenas 8 nudos de viento.

¿Cómo puede ser esto? Para entenderlo hay que entender el concepto de viento aparente.

A medida que un barco de vela aumenta su velocidad, al viento real se suma el generado por la propia velocidad del barco. A esto se le llama el viento relativo o aparente. Al aumentar dicho viento aparente, el velero ya tiene más viento con el que generar más velocidad y así sucesivamente. En teoría podría seguir aumentando indefinidamente, pero el limite lo pone el coeficiente de resistencia (hidrodinámica y aerodinámica) que llega un momento que es superior al empuje que pueden generar las velas.

Por otra parte, a medida que aumenta la velocidad del barco, el viento aparente viene cada vez más a proa. Para entender este fenómeno hemos de descomponer las fuerzas en dos vectores, el del viento real y el de la velocidad del barco. Cuando aumenta la velocidad del barco, ese vector » se alarga» lo que hace que la resultante, que es el viento aparente varíe su ángulo acercándose más a la línea de crujía. Esto es, más hacia la proa. Eso supone otro límite: cuando el viento role tan hacia la proa que supere el ángulo que permiten ceñir nuestras velas, estas dejarán de tener sustentación y perderán potencia impidiendo que aumentemos la velocidad y volviendo a llevar el viento aparente hacia el través.

¿Qué pasa pues con los vientos portantes, aquellos que van entre el través y la proa?

Dependerá del tipo de vela que usemos y de la velocidad que sea capaz de alcanzar el casco de nuestro barco. En principio (exceptuando un viento que llegue justo por la popa) el viento aparente irá rolando en dirección a la proa, lo que nos permitirá trimar las velas de un largo, al través y de allí a la ceñida a medida que alcancemos velocidades mayores.

Los catamaranes y trimaranes de la Copa América tienen mucha potencia vélica y poca resistencia, lo que les permite llevar al límite esa teoría, usando gennakers y foques enormes y ligeros como el code 0. Empiezan navegando con el viento por el través y a medida que ganan velocidad van trimando la vela para ceñir, logrando velocidades muy superiores a la del viento.

A otra escala, bastante más modesta, es lo que hicimos el pasado domingo en la regata El Balís-Barcelona. A pesar de tener un viento real bastante débil y de haber hecho una salida bastante mala, fuimos ganando aparente hasta lograr una velocidad más que respetable, entre 6 y 8 nudos. Lo que nos permitió acabar el recorrido adelantando a veleros de mayor eslora. El First 36.7 Tete, agradece mucho que estés constantemente ajustando el trimado de las velas y va sumando décimas que aumentan el aparente, mejorando la velocidad, etc, etc… en la foto, alcanzando a un First 40.7 en la llegada a la boya de meta.

Y en la práctica ¿esto como se come?

En ceñida: cualquier maniobra de virada supone perder velocidad del barco. Por eso, al virar en ceñida y cambiar el foque de banda, al principio no podemos cazar a tope la escota, porque no hemos alcanzado aún la velocidad necesaria para sacar rendimiento a ese ángulo de vela. A medida que vayamos ganando velocidad podemos ir aplicando más tensión a la escota para aplanar la vela y lograr más sustentación y velocidad.

Con spi al largo: empezaremos orzando un poco para ganar velocidad. A medida que ésta aumente el viento aparente se desplazará más al través (en dirección a la proa) y nos permitirá caer más manteniendo una velocidad que no hubiésemos logrado de otro modo.


Abr 4 2009

Vela en Tarragona – El Llangar

Este sábado hemos salido a navegar invitados por Ricardo, amigo de la costa, a quien conocimos en unas prácticas de Argos en Torredembarra. Ricardo y su hijo Ferran son armadores de un Cirrus 3/4 diseño de German Frers que es un lobo con piel de cordero. Lo ves ahí en el pantalán y piensas, bueno, vamos a pasar la mañana pescando. Pero este barco es un cacharro de regatas que va muuuy bien, con velas muy buenas de esas llenas de hilos de dyneema, kevlar y carbono por dentro.

A continuación unas fotos y el resto del relato luego, que tengo prisa…

[flickr-gallery mode=»tag» tags=»album_4″ tag_mode=»all» sort=»date-taken-asc»]

Pues lo dicho, aunque Windgurú nos auguraba un aburrimiento mortal, con vientos flojillos y un día nublado, salimos sobre las 10:30, porque para estar en tierra, más vale irse a flotar por ahí.

De entrada ya hacía sol. Salimos del puerto y la superficie del agua parecía aceite. Rodeamos algún mercante fondeado y ponemos rumbo a Torredembarra. Al quitar motor nos movemos a menos de un nudo, pero, ¿quién tiene prisa?. Poco a poco se van viendo rachas que rizan el agua y al final a base de ceñir conseguimos un viento relativo aceptable.

Francesc, amigo de Ferran, que nos acompaña sabe navegar muy bien así que cuando ya nos hemos alejado un poco de la costa sugiere sacar el spi para aprovechar y hacer un largo hacia el E. Para montar el spinnaker:

  1. Pasar las escotas del espi desde el balcón de proa y por fuera de los candeleros hasta las poleas que hay a la altura de las aletas.
  2. Colocar el tangón en la campana que hay en el mástil. El otro extremo tiene una pinza en la que sujetaremos la contra y el amantillo del tangón, que nos permiten elevarlo y fijarlo a la altura deseada.
  3. Subimos la bolsa con el spi a cubierta. Si se plegó bien, encontraremos los tres puños a la vista, con su correspondiente ollao. El que tiene un grátil de cada color es el puño de driza y lo sujetaremos con un mosquetón a la driza del spi que está en el palo. Los otros dos corresponden a las escotas. Uno va al extremo de tangón y será la braza y el otro va a la escota de sotavento. IMPORTANTE, todos los cabos se han de pasar por detrás del génova, que evitará que se infle el spi hasta que lo izemos del todo.
  4. Izamos, enrollamos génova…. y a volar!
    7,5 nudos con un vientecillo suave de poco más de 10 nuditos. No está nada mal este Cirrus.
  5. Un tripulante, el trimmer, ha de llevar sujeta la escota y soltar o cazar en función de cómo se infla el balón del spi, para tener la máxima potencia sin llegar a colapsarlo. El grátil de barlovento se pliega como un borde de ataque cuando te pasas, pero pierde potencia si te quedas corto. Esto ya lo tenía más o menos claro de cuando estuve con el Naruto en la Maresme Sud

Esta vez ya me entero bien de como funciona toda la maniobra, no hay como hacer las cosas despacito… gracias Francesc 🙂

Llevar la caña (el Llangar no lleva rueda de timón) es bueno y malo a la vez. Es mucho más sensible y directa que la rueda, pero cuando quieres reaccionar rápido te lías porque has de moverla al revés. Al ir de empopada, la sensación es confusa hasta que partes de orzada y entonces endurece repentinamente. Si te confundes al corregir con la caña aún te vas más. Cuando consigues corregir te pasas al otro lado y puedes trasluchar la botavara… en fin, no nos queda nada! Francesc montó una retenida con un cabito después de que tuviésemos que hacer un cuerpo a tierra forzoso.

Pasamos de largo Torredembarra y decidimos arrumbar de vuelta a Tarragona, para poder comer el bocata sin estar tan pendientes de la vela. Se baja fácil. Con el génova enorme tenemos un ángulo de ceñida muy bueno y vamos a buen ritmo. Poco a poco se le va pillando el tranquillo a la caña (en ceñida es más fácil) y entonces es disfrutona por la sensibilidad que te da. Cazamos a tope génova y mayor para apuntar directos a puerto. Escorados y boca abajo para cazar bien el winche, me mareo un poco… será el ajo?

A una milla avistamos al Argonauta y nos retan a una carrera. En teoría a mayor eslora mayor velocidad, pero no es el caso, el Llangar es mucho Cirrus y los dejamos atrás hasta que se baten en retirada.
Llangar 1-Argonauta 0. Esto tendrá revancha, je, je.

En Port Tarraco nos acercamos a ver al SYL, un velero de 140 pies que tiene allí su base. Tienen razón los físicos cuánticos cuando dicen que existen universos paralelos. Ese barco es otra dimensión. Hay que verlo.

Edit: Añadidas fotos de Ricardo


Mar 9 2009

Vela Práctica – Fondeo

Fondeando el Argonauta.

Francisco quería practicar eso del fondeo, así que nos fuimos cerca de la costa, detrás de la punta del castillo de Tamarit y siguiendo la sonda soltamos el ancla con unos 5 ó 6 metros.
El fondo de arena era ideal para el ancla de arado que llevábamos, así que, fondeamos a la primera.