Sacando partido de las condiciones durante la regata

Pues aprovechando que es domingo, que está lloviendo y no hace casi viento, hemos pensado que lo mejor que podía hacerse es… salir a navegar 🙂

Regateando con lluvia

Así que en cuanto el comité ha anunciado que entraba algo de viento hemos salido a una milla y comenzado a preparar las velas.

Cuando el viento está tan suave, el trimado correcto de las velas se vuelve algo crítico. Una escota cazada un centímetro más de la cuenta altera inmediatamente el rendimiento. Ajustando bien la mayor y recogiendo el lazy-bagTrapa, escota, carro, balumero, pajarín… todo debe ajustarse al milímetro para sacar la máxima potencia y lograr que las 8 toneladas del barco empiecen a tomar velocidad y generar viento aparente.

No estábamos todos los habituales y se ha sumado algún velero nuevo (¡Bienvenido Be Water!). Como el viento no estaba muy definido se ha propuesto un bastón barlovento-sotavento de 1,5 nm y se ha dado la salida, con 15 minutos de retraso para esperar a un rezagado.

Hoy no ha sido necesario trabajar con los datos del plotter –algún día escribiré un post sobre el uso que se le puede dar en regata a un plotter de barco de crucero o un GPS de mano– La boya estaba casi a la vista y los cálculos eran sencillos de hacer a ojo.

Be Water, nuevo en la ciudad y dispuesto a dar guerraCondiciones ideales para Tete

Así que hemos ido haciendo esos cálculos a ojímetro, tratando de mantener la velocidad, porque cuando está tan flojito, parar el barco significa perder muchos metros hasta que vuelve a arrancar. Poco antes de llegar a la boya de barlovento, una rolada del viento nos ha obligado a hacer un último bordo y casi, casi no podemos pasar la boya. Orzando al límite, casi a punto de acuartelar el génova hemos conseguido pasar, aunque a costa de dejar el barco casi parado.

Mentha, no se pierde una.Hemos continuado el tramo de «bajada», pero el viento al rolar se ha convertido en un través, que no acababa de ir bien ni con el spi, ni con el génova. Hay que sacar el máximo partido a las condiciones y al material disponible, así que todos haciendo banda a sotavento para escorar un poco el barco y hemos alargado todo lo posible el bordo de Br, manteniéndonos en la zona de viento. Nuestra virada ha sido más a barlovento que nadie y a medida que nos acercábamos a la boya parecía que íbamos a recoger los frutos de nuestra estrategia, pero, el viento cerca de tierra rolaba progresivamente a favor del resto de la flota y no hemos recuperado nada de lo previsto 🙁

Viento intermitente...

La siguiente remontada al viento ha permitido a algunos usar el asimétrico, otros el génova y alguno el spi, depende de la zona había un viento u otro. La verdad es que ha sido un día atípico, nublado, con poco viento, con cortinas de agua intermitente y que al final nos ha planchado dejándonos planchados sin viento… ¡por 15 minutos! que es lo que nos ha costado recorrer el último cuarto de milla, prácticamente empujados por la corriente.

¿Qué he aprendido?

  • Lo de mantener la concentración es válido para días con viento pero lo es aún más para los días flojos.
  • En estos días la modificación de pesos sobre el barco (hacer banda) es crítica. Un mal movimiento puede parar el barco… y  vuelta a empezar.
  • Un cm hace la diferencia al ajustar velas.  A menudo hay que adaptarse a los roles cazando un dedo, amollando dos, volviendo a cazar. Cada vez que las lanitas «cantan» te están pidiendo que actúes.